Espera lo inesperado. Ábrele la puerta a las sorpresas sin
utilizar la mirilla. Déjate llevar. No sabes lo dañino que puede llegar a ser
no colmar las expectativas. Corres el peligro de que tu ficción supere a la
realidad.
Inespera.
Y expira. Descuenta conmigo hasta diez. La última vez que
consulté el manual de instrucciones del tiempo pude leer que todo llega. Así que,
calma, la fecha se acerca. No será ni señalada ni exacta. Podemos
conseguir que tampoco sea esperada.
Inespera.
Hazte un planning en blanco en el que ir escribiendo cómo
superar los imprevistos. La autovía está cerrada y vamos a tener que coger
muchas carreteras secundarias. Si creías que esto iba a ser fácil, hazte
ateo. Pero tampoco va a ser aburrido. Cuidado, que vienen curvas.
Inespera.
Y contágiaselo a los demás. La felicidad es la ausencia de
plazos. Y a todos nos hace falta más felicidad y menos listas de espera.
Dejemos de coger número.
Inespera.
Hazle jaque mate a las expectativas. Métele gol a las
desilusiones. Gana la partida perdiendo la paciencia. Esperando lo único que se
gana es el prefijo “des”.
Inespera.
Porque las mejores salas de espera son aquellas en las que
no sabes qué estás esperando. Porque hacer cola es más llevadero cuando no
sabes exactamente cuántas personas tienes delante. Porque sería una falta de
respeto para los que han envuelto el regalo saber qué es antes de tiempo.
Porque si la fiesta sorpresa es para ti, tranquilo, seguro que alguien te
lleva.
Inespera.
Y hazlo desde ahora mismo. Leyendo esta entrada. Porque sólo
así te sorprenderá que no haya encontrado una sola frase ingeniosa para acabar
este texto. Pero es que estas palabras se niegan a esperar un final. Que la
inspiración llegue cuando quiera, que yo me voy a vivir la vida.
¿A que eso no te lo esperabas?
1 comentario:
Why aren't you blogging in Scouse?
N x
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