sábado, 4 de agosto de 2012

Exceso de equipaje

El caos. Un concepto que ha supuesto un problema para los escritores desde tiempos inmemoriales. ¿Cómo se puede lograr plasmar de una manera mínimamente fiel todo el desorden, toda la confusión y, en definitiva, toda la anarquía que encierran esas cuatro letras? Es un reto difícil. Así que confiaré en vuestra imaginación a la hora de deciros que la habitación de MacKenzie es la representación más exacta del caos que existe.

Pero es un caos necesario.

El tipo de caos necesario para vaciar tu vida y meterla en una maleta.

En su centro encontramos a MacKenzie totalmente exhausta, tirada en el suelo frente a una maleta tan gigante como vacía y contemplándola cuando las lágrimas no le tapan la vista.

¿Que por qué llora?

Como el 95% de las acciones humanas, el llanto no suele tener una razón fácil de entender. Algunos diréis que lo causa su incapacidad para elegir entre la gran cantidad de ropa que la rodea. Otros que llora debido a que quizá no tenga todo el espacio necesario para todo lo que necesita llevarse. Yo creo que la razón se encuentra a tres horas de viaje en avión.

MacKenzie está haciendo el equipaje para un viaje. Un viaje largo. Un viaje que no sabe muy bien a qué lugar la llevará. Un viaje a lo desconocido, a nuevas personas y experiencias.

Y no tiene ni idea de qué llevarse.

Hasta ahora.

Sale por la puerta con la maleta y lo único que le pesa es la sonrisa.

Para que una maleta se pueda llenar primero tiene que estar vacía.

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