También llevo años buscando una excusa para ponerme
una toga, supongo que por eso me ha dado por hacer de abogado. Hoy defiendo a
la palabra que más nos cuesta pronunciar de todo nuestro lenguaje, señoría. Más
incluso que “esternocleidomastoideo”. Hoy defiendo el no.
A riesgo de sonar negativo, siempre preferiré un no
sincero a un sí a medias. Un sí podrá abrirte muchas puertas, pero un no te
ayuda a encontrar las llaves. Y todos sabemos que encontrar las llaves a veces
cuesta mucho más que llamar al cerrajero.
No niego que a veces dar un sí es tan arriesgado
como caminar por la cuerda floja, pero tampoco que siempre tienes una red
debajo. Yo ya que voy al circo me meto a la jaula de los leones. Y es que no
hay mayor acto de valor que decir un no con todas sus letras (y siendo una
palabra compuesta sólo por una consonante y una vocal eso tiene mucho mérito). Los no sé, los ya veremos o los quizás pueden
salirnos más baratos, pero por mucho que los disfracemos con puntos suspensivos
siguen siendo excusas. Somos unos cobardes. O unos mentirosos. O unos
políticos. El sinónimo que más os guste.
Atrévete con un no rotundo. A esa proposición que
sueles aceptar con una sonrisa repleta de regañadientes. A esa persona a la que
te habías acostumbrado a necesitar desde que descubriste que no te hacía falta.
A cualquiera de esas cosas imprescindibles sin las que tu día seguiría estando
igual de completo. A todo aquello que das por sentado. A lo que quieras. Guíñale
un ojo al cambio y lo mismo te enamoras.
Y ustedes se estarán preguntando, señores del
jurado, a qué se debe esta defensa a ultranza del no. Pues a que apoyo
firmemente su legalización. Al fin y al cabo, la única manera que tendríamos de
conseguir verdadera seguridad social a la hora de relacionarnos con los demás
sería que nuestro médico nos recetara unas cuantas dosis de negación vía oral
al mes.
Sólo así nos acostumbraríamos a su sonido.
Sólo así estaríamos
preparados para cuando en vez de decir esas dos letras, las escuchemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario