viernes, 31 de enero de 2014

Verdadero o falso

Mentir es, contra todo pronóstico, una acción muy diferente a no decir la verdad. Y mucho más costosa (por eso tardo tanto en actualizar el blog). De ahí que sea sorprendente que utilicemos la mentira tan a menudo.

Nos mentimos. Puede que cada día nos levantemos sinceramente desnudos, pero siempre nos ponemos nuestras mejores trolas antes de salir a la calle. Con mucho cuidado de que combinen. Y nos pasamos el día viendo cómo van mentidos los demás. Encantados de desconocernos. El nudismo está tan mal visto.

Te mienten. La falsedad inunda las calles y llevamos tanto tiempo pisando charcos que ya no miramos antes de bajar el bordillo. Llegar a casa sin que la hipocresía nos salpique sería una misión imposible digna de Tom Cruise. No nos queda otra que aprender a nadar. Y qué bien se nos da la natación sincronizada. Medalla de oro. Que no se te olviden las gafas de buceo.

Y lo peor de todo, tú también te mientes. Te mientes creyendo que tienes que mentir. La vida no es el telediario, nadie nos paga por distorsionar la realidad. Tu verdad nunca lo será del todo si no te la acabas de creer. Así que, ahora que vamos despacio, vamos a dejar de contar mentiras, ¡tra-la-rá!

Instaurar una pequeña nación de sinceridad en un mundo de falsos puede parecer una utopía, pero a mí me parece la única manera de ser honesto contigo mismo.

¿Verdad?

No hay comentarios: