domingo, 17 de junio de 2012

Obras incompletas

Rockby era un adelantado a su tiempo. Un artista vanguardista que rompía todas las convenciones. Un visionario cuya obra nunca llegará a ser comprendida del todo. En resumen, era todos esos adjetivos que se usan en nuestra sociedad para denominar a los vendedores de humo.

Pese a que su trabajo no se limitaba únicamente a un campo artístico, todas sus obras tenían algo en común. Una característica que acabaría convirtiéndose en su firma. Nunca las acababa. Siempre las dejaba inconclusas.

Sorprendió con su debut, un boceto de un cuadro al óleo. Sus fotografías desenfocadas a medio revelar lo lanzaron a la fama. Y para cuando expuso un bloque de granito en el que se podía apreciar que había empezado a esculpir una silueta femenina, ya tenía a todos los críticos de arte a sus pies. Porque si algo les gusta a los críticos es no entender nada. 

No tardó mucho en marcarse un nuevo reto: dejar inconclusa una novela. Sería fácil. Sólo tenía que crear una historia con comienzo y nudo en su cabeza y olvidarse del desenlace.

Pero una vez se puso delante de la página en blanco, se dio cuenta de que no sería tan fácil. No podía parar de escribir. Se enamoró de sus personajes. Quería acompañarlos hasta el final. Y lo hizo. Publicó una novela completa. Decepcionó a sus fans y a los críticos, pero por fin disfrutó de su trabajo.

Y mientras que sus anteriores obras fueron retiradas de los museos con el tiempo, cada vez más gente leía su libro. Pasaron los años, pero siempre había alguien leyendo aquel libro y dándole vida en su cabeza.  Sus palabras nunca murieron.

La primera obra que terminó fue la única que nunca tuvo fin.

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