Ensayo y error

Se colocó delante del espejo y volvió a hacerlo.

Recitaba las líneas de una manera automática, las había memorizado a la perfección. Daba a cada oración la entonación adecuada, enunciando todas las palabras correctamente. Acompañaba su discurso de gestos que le otorgaban aún más fuerza. Expresaba los sentimientos adecuados, consiguiendo transmitir sus emociones. Dominaba su papel. Tanto que se sentía estúpido por seguir ensayando una y otra vez. Pero quería que su actuación fuera perfecta.

Lástima que no lo lograra.

Cuando se encontró ante ella, su único público, el pánico escénico le invadió. Todas las horas practicando se volvieron una pérdida de tiempo. Sólo conseguía emitir sonidos ininteligibles.

Intentó tranquilizarse, quitarle importancia a la situación. Se dijo a sí mismo que algún día lo lograría, que llegaría el aplauso. Seguro que el público no se cansaba de esperar. La próxima vez lo conseguiría. Sólo tenía que ensayar un poco más.

Como siempre.