lunes, 10 de mayo de 2010

Mi País de Nunca Jamás

Esta es tu nueva casa. Sé que no es gran cosa, pero no es de las peores de la urbanización. Considérate afortunada, ya sabes lo exclusiva que es esta isla. Te he dejado algunas cosas en un baúl, como regalo de bienvenida. Algunos juguetes con los que jugaba de pequeño y de los que al final me cansé, películas que no quiero volver a ver, ropa que acabé odiando... Ya los verás más tarde. Ahora, permíteme que te presente a los vecinos y te enseñe los alrededores.

La mayor parte de los residentes en este barrio son amigos abandonados. Pero tranquila, también hay otras como tú, no eres la única que está aquí por otras razones...

En aquellas mansiones que se pueden vislumbrar en la cima de la colina viven ídolos de los que ahora me avergüenzo, con todo el lujo que se merecen.

Supongo que no tengo que explicarte que todos los animales que hay en esta isla son mascotas perdidas. Ya sabes, esas que se escapan, mueren o tienes que acabar entregando a algún conocido.

Como puedes ver, la urbanización está rodeada por una frondosa selva.. No es muy recomendable adentrarse en ella sin compañía. Mis miedos olvidados acechan en la oscuridad. Me gusta pensar que están dormidos, pero seguro que alguna fobia infantil tiene un ojo abierto, esperando el momento preciso para atacar.

Este es mi País de Nunca Jamás. El lugar donde destierro todo aquello que quiero olvidar, todo aquello por lo que no quiero volver a sufrir nunca jamás.

Bienvenida a tu nuevo hogar.

1 comentario:

Mario Pina dijo...

Muy bueno, me ha llegado mucho.

En mi País de nunca jamás habría un hall con todas aquellas personas que pretendí olvidar y cuyo recuerdo aún me hiere. Creo que empiezan a acumulárseme. No hay nada como querer olvidar para acordarte del olvido. Se tratará, digo yo, de querer olvidar que queremos olvidar. Pero es un bucle infinito del que nunca saldremos, me temo.

Cuídate.