miércoles, 25 de marzo de 2009

Inalcanzable

Tú estás tan lejos. Ocupando el estante de arriba. Muchos metros por encima de mí.

Yo, desde el suelo, no puedo hacer más que mirarte. Impotente. Admirando tu perfecta figura. Intentando que descubras mi existencia, que te llegue el eco de alguna de mis palabras. Pero tú continúas impasible. Para ti sólo debo ser una hormiga.

La esperanza de conseguir estar a tu altura es mi único alimento. Lograr compartir el estante contigo sería lo más parecido a la felicidad que podría llegar a sentir. Entonces me doy cuenta. Puedo lograrlo. Puedo alcanzarte. Sólo necesito una escalera.

Subo los peldaños mientras mi ilusión la mantiene en equilibrio. La distancia se acorta. De cerca, tu visión impresiona aun más. Estoy de pie en el último peldaño, ya sólo tengo que alargar la mano y... rozo el borde de tu estante con las yemas de los dedos. Sigues estando tan lejos.

No puedo aguantar las lágrimas. Al agachar la cabeza para ocultarte mi llanto un nuevo mundo se abre ante mí. Hay muchas otras como tú en los estantes inferiores.

Te doy por inalcanzable. Sólo disponible para personas más altas. Y me conformo con lo que está la alcanze de mi mano.