"Lección magistral" para el acto de graduación de 2º de bachillerato de la promoción 2022 del IES Tháder (Orihuela), celebrado en el Teatro Circo.
¿Qué pasa? Muchísimas gracias por esta cálida bienvenida. Soy hijo único, así que estoy acostumbrado a que me aplaudan por no hacer nada. Y llevo viviendo 28 años en Orihuela, así que también estoy acostumbrado a que se rían de mí. Seguro que nos vamos a llevar muy bien. Gracias también por la cariñosa presentación. Me tenéis que decir quién la ha escrito. ¿Podríais pasarme una copia para mi madre? A ver si empieza a dejarme ver la tele después de las diez. Sí, todavía vivo con mis padres. Ya sé que es un poco raro por la edad, pero por más que les digo que ya son lo bastante mayorcitos como para emanciparse, los tíos no se van.
Por supuesto, no podía empezar esta “lección magistral” sin dedicarles un cariñoso saludo a los verdaderos protagonistas de esta velada, los alumnos que hoy se gradúan. Es un honor tremendo formar parte de una noche tan especial para vosotros. Iba a presentarme diciendo que soy vuestro futuro, pero no quería que sonase como una amenaza. Sé que a muchos de vosotros os pasa como a mi monitor del gimnasio, no me habéis visto en la vida. Pero os prometo que voy a intentar por todos los medios que este discurso valga la pena. O, al menos, que os resulte soportable. Mi principal objetivo es que sea corto, pero agradable de ver. Como mi monitor del gimnasio.
Puede que todavía no seáis conscientes, pero este va a ser un día que recordaréis toda la vida. Os lo prometo. Quería recalcarlo porque estoy seguro de que a algunos de vosotros se os ocurren decenas de actividades más apetecibles que realizar un viernes por la noche. Ahora mismo algunos de vuestros amigos de otros institutos estarán tomándose algo en el pasaje, poniéndose La Voz Kids en casa o viendo en el cine Jurassic World 3, la nueva de Parque Jurásico. Pero que no os den envidia. Al fin y al cabo, vosotros también habéis venido a ver a un dinosaurio.
Hablando de dinosaurios, no podía olvidarme tampoco de los profesores. No, a ver, no lo digo por la edad, lo digo porque vosotros también sois muy grandes… y les dais miedo a los niños. Quizá es un buen momento para recordaros que el IES Tháder no se responsabiliza de nada de lo que diga. Ni yo tampoco, qué narices, que vengo de la calle de moda. Todavía es pronto para que los que dejáis el Tháder os deis cuenta, pero esta fecha va a suponer un antes y un después en el modo en el que veis a vuestros profesores. Y no solo lo digo porque en la cena de después hay barra libre. A partir de ahora, ya no os dará una embolia cuando los veáis por la calle como personas normales haciendo cosas de personas normales. Hasta puede que os veáis capaces de mantener una conversación de más de un minuto con ellos que no gire en torno a qué materia entra para el examen. Si os lo montáis bien, puede que no haga falta ni que levantéis la mano para poder hablar. Es más, si le echáis tiempo y ganas, quizás os consideren aptos para llamarlos amigos. En Facebook y fuera de Facebook. Es una sensación maravillosa. Os la recomiendo mucho. Por cierto, por si alguno es demasiado joven para saber lo que es Facebook, os lo voy a explicar de una manera muy sencilla: es el Tinder de las personas mayores.
Como mi participación en este acto solo puede calificarse como un error monumental por parte del equipo directivo del instituto, se me ocurrió que podía convertir esta disertación en una defensa de los errores. Porque, aunque no lo parezca, los errores pueden llegar a tener consecuencias positivas. Como, por ejemplo, que esta noche me invitan a cenar. Espero. Así pues, para conseguir mi objetivo y redactar un texto bien documentado sobre el tema, intenté aplicar todo lo que había aprendido en mis años en el Tháder. Es decir, me metí en El rincón del vago y puse “error” en el buscador. Pero no salía nada, así que recurrí a Google y esta fue una de las definiciones que me ofreció. “Error: Acción que no sigue lo que es correcto, acertado o verdadero”. Como veis, los errores tienen muy mala fama, pero mi objetivo es demostraros que, a veces, ser incorrecto o desacertado puede ser una buena opción. Para ello, voy a repasar algunos de los errores más garrafales que he cometido en mi vida e intentar explicaros cómo me han ayudado a convertirme en la persona que tenéis delante esta noche. Si mi plan sale mal, siempre podré citar al poeta y cerrar mi intervención declamando “Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir”. Ya que nos ponemos monárquicos, vosotros tampoco os cortéis si en algún momento os apetece alzar la voz para decirme “¿Por qué no te callas?”.